Thursday 13 February 2014

ESQUELAS


Recientemente, y de la forma más inesperada, me topé online con la esquela de mi primer amor. Falleció hace dos años, a los 51.

Hace más de 20 años que nos conocimos. La última vez que nos vimos, fue hace algo más de 10. Yo caminaba por una calle de Hackney y él hizo sonar el claxon de su coche y se detuvo unos instantes para hablarme. No sabía que yo estaba de regreso en Londres. Me gustó mucho verle, y pensé que nos volveríamos a encontrar en algún momento. Ahora tengo la certeza de que esto no sucederá nunca.

Le conocía muy poco. Realmente nos vimos muy pocas veces, aunque yo pasé mucho tiempo pensando en él platónicamente. Al volver la vista atrás pienso que debí desconcertarle bastante.

Nos conocimos en Heaven. Él me eligió entre la multitud. Yo era un niñato con ganas de comerme el mundo por los pies, y él se había cruzado en mi camino - un poco como un gigante gentil. Así que inevitablemente convertí la historia en un romance tormentoso - más bien imaginario - en mi cabeza.

Al mirar atrás tengo un montón de recuerdos maravillosos de este hombre. De él en sí no mucho más que su sonrisa, que era realmente excepcional y apuntaba un trasfondo de tristeza que no conseguí desenmarañar. Pero de lo que me hizo sentir, los recuerdos son interminables, la mayoría demasiado íntimos para escribirlos aquí. Entre los otros, los hay bastante embarazosos; caminar de Clapham a Streatham Hill recogiendo flores, esperar cualquier excusa para telefonearle (recuerdo particularmente una llamada desde una cabina telefónica en el Paralelo en su cumpleaños), mi primer beso en su Rover SD1 (que me encantaba), mi primer cita, frente a la estación de Covent Garden (cuando la Piazza aún no era peatonal), una tortilla de patatas cocinada en un wok con aceite de girasol, confesar que no sabía planchar…

Los recuerdos físicos son mucho más escasos; creo que conservo alguna carta y un par de fotos suyas en casa de mis padres.

La muerte es un acontecimiento que nos lleva a la reflexión. Nosotros no tuvimos amigos comunes, ni existe nadie con quien pueda hablar de él que le hubiera conocido. Supongo que por eso he sentido la necesidad de escribir aquí.

Me hubiera gustado conocerle más, hacerle saber que, una vez disipadas mis desilusiones románticas, le tenía mucho cariño. También me gustaría saber cómo murió, pero sobretodo, espero que fuera feliz, y que no sufriera.

Desde aquí quiero darle las gracias por todo lo que me dio, y sobretodo, por todo lo que no me quitó.



IN MEMORIAM
BASIL BRADY 1961 - 2012



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