Saturday 14 April 2012

AIRGAMBOY DE FIESTA




Hace unas semanas me encontré sin querer evitarlo en una fiesta de lo más civilizada a media tarde. Yo en las fiestas normalmente me siento inadecuado, y es ésta una sensación directamente proporcional al grado de civilización de la fiesta.

Pues bien, a pesar de ser media tarde, decidí tomarme una copa para animarme, y antes de tomar el punto -mientras intentaba no quedarme desmarcado y fuera de lugar como me ocurre frecuentemente-  me empezó a hablar un señor con cara de americano, que resultó no serlo, por cierto.

En este punto, he de decir que en general los americanos me gustan mucho, aunque debo aclarar también, que los que no me gustan, me resultan insoportablemente irritantes.

El caso es que el señor -que a pesar de su cara no era americano-, se comportó como un americano de verdad; pero como uno de los majos. Entabló rápidamente una conversación inteligente y amena, no falta de sentido del humor (todo muy americano, pero sin el acento) y no tardó en quedar claro que ambos estábamos fuera de lugar entre tanta civilización, aunque por razones diferentes.

Él no tardó en revelarme que se había inyectado viagra sintética en el pene y que tendría una erección durante las próximas cuatro horas “whether I want it or not”, me aclaró. Y muy amablemente me ofreció además, otra inyección igual que llevaba en bolsillo, que decliné educadamente, porque dice mi madre que es de bien nacidos ser agradecidos.

Claro, ante esta confesión, surgió la pregunta automática de por qué había decidido ponerse una inyección a media tarde para ir a una fiesta como aquella, y él me contestó –muy matter-of-fact-  que él nunca aparecería en una fiesta sin una buena erección, y que hoy en día, necesitaba ayuda externa.

A mí la respuesta me pareció tan contundente y sublime, que me tomé otra copa en su dicharachera compañía, hasta que, ya convencido de que no me iba a conseguir escandalizarme, siguió alternando con otros invitados. Poco después volví a encontrarme en medio de una fiesta civilizada a media tarde, demasiado temprano para beber hasta entrar en situación, y demasiado tarde para intentar establecer una serie de conversaciones banales con personas sin sentido del absurdo.

Y es que en situaciones así, el absurdo es a lo único que le encuentro sentido. Así que fui a buscar mi chaqueta y mi paraguas y me marché sin despedirme de los anfitriones; para no tener que dar una excusa más que nada.

El señor no americano, que me vio marchar, se acercó a mí y me dijo que con mi partida se acabaría la fiesta para él, y que se quedaría solo con su erección. Entonces le felicité por la acertada elección de inyectarse viagra sintética, porque una fiesta hay que acabarla siempre en compañía, aunque sea en compañía de la propia erección de uno. Entonces me dio un beso en la mejilla mientras reíamos y me dijo que en cuanto me había visto, había comprendido que era la única persona con la que quería hablar de toda la fiesta.

Y salí con un chute de ego tremendo.

Where is the party???


2 comments:

◊ dissident ◊ said...

"porque una fiesta hay que acabarla siempre en compañía, aunque sea en compañía de la propia erección de uno." Tienes toda la razón del mundo porque si no es así, te queda un regusto como de 'fracasao'.

¡Saludos!

Patricia said...

jajajaja

Una inyección me parece excesivo, pero venden cremitas muy coquetas que calientan ciertas zonas. Buena idea para ir de fiesta :)